9 feb 2013

Una historia más del viejo Oeste

Pobre Jorge...
A menudo la televisión nacional intenta consigue idiotizar a las masas por medio de diversas técnicas estúpidamente obvias, pero imperceptibles al público acostumbrado.

Hace días, mi ocio, aburrimiento y ausencia de internet y televisión de paga me hicieron encender la televisión en el canal 4 de la televisión local de Monterrey (Azteca 13, sea cual sea su canal en su estado) para divertirme un rato viendo una de las cosas más bizarras que he alcanzado a ver en las televisoras nacionales: Cosas de la Vida. Verán, la historia, más ridícula que la imagen aquí mostrada es la siguiente...


Pues verán, la historia comienza con un joven de 21 años al que le gusta ser payaso callejero; lo disfruta y vive de ello. Para fines prácticos, llamémoslo Pepe, porque no recuerdo su nombre. Bien, Pepe se mantenía a sí mismo y a su novia embarazada en una casa no muy bien cuidada, pero ellos afirmaban vivir felices.
La madre de Pepe, doña Josefa (otro nombre inventado) no aprobaba la vocación de su hijo, y no paraba de compararlo con su primo Luis, el cual era gerente en un banco y ganaba bastante dinero.

El gusto por los payasos de Pepe comenzó cuando éste quedó internado en un hospital infantil debido a quién sabe qué cosa, y un payaso constantemente iba a animar a los niños. Doña Josefa, la madre, no estuvo presente en la infancia de Pepe, pues estaba trabajando en los Estados Unidos. Volvió hasta que éste ya era un payaso hecho y derecho; Pepe vivió con su tía, madre de su primo Luis toda la vida.

Aquí es donde se empieza a poner creativo el asunto.

En una investigación "en cubierto" descubren que Luis, el sobrino al que tanto idolatraba doña Josefa, no era gerente en ningún banco, si no más bien, un stripper; que por cierto le era infiel a su mujer (la cual obviamente salió en el programa).

Hasta los griegos de la Antigüedad
se avergüenzan de estas atrocidades.
No bastando con ésto, la madre de Pepe, nuestro pobre payaso que después de tanto drama quedó en segundo plano cuando se suponía que era el protagonista, resultó que cuando ella "trabajaba" en Gringolandia, se refería a que fungía como prostituta. Abandonó su vocación tan pronto como la policía empezó a investigar el club nocturno en el que trabajaba por una sospecha de venta de drogas.

Y como la cereza del pastel de esta historia, por medio de un examen de sangre realizado "en cubierto" (aunque insisto, ¿cómo le sacas sangre a alguien sin que éste se dé cuenta?) doña Josefa no era la madre de Pepe, si no, la tía que lo estuvo cuidando, pero nunca se lo quiso decir porque originalmente la señora no quería tener un hijo en ese entonces, y se lo dio a su hermana para que lo cuidase (la cual se lo devolvió por unos años, jajaja).

.  .  .

¿Ven? Es por esto que no podemos tener
una sociedad culta y civilizada.

Así que, sí, es en ésto en lo que se ha convertido en la televisión mexicana: en patéticos y desesperados gritos de atención para subir el rating. Y ni me hagan mencionar el ridículo masivo de su capítulo sobre los otakus...

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